El restaurante Joaquín Schmidt es la propuesta ideal si quieres ser aventurero y deseas dejarte llevar, porque la carta no responde a tu deseos si no a los del cocinero y lo único que puedes elegir es la cantidad de platos a degustar.
Esto en lugar de desmerecer el lugar es uno de sus mayores atractivos, el otro es el sentirte como en casa. Joaquin Schmidt cocina cada día para un máximo de 30 amigos y por eso, la decoración de este local es como el de una casa: cuadros y fotos familiares, libros de cocina singulares, estanterías llenas de recuerdos… Y todo bajo una luz tenue que invita a la conversación.
El propietario y cocinero es quien sirve las mesas y lo hace siempre con una gran conversación siempre en susurro al tiempo que te va desgranando uno a uno los ingredientes de los platos que degustar; eso sí, una vez que los has consumido, porque lo que propone este restaurante es que estés dispuesto a experimentar, a probar nuevos sabores y sobre todo, a dejarte sorprender.
En este restaurante destacan dos propuestas, el menú de cocido los miércoles y jueves a mediodía, y la cena de los sentidos, que pretende despertar en los comensales sensaciones gustativas, visuales y aromáticas que teníamos aletargadas.
En Joaquín Schmidt puedes disfrutar de algo tan sencillo como un aceite de calidad con un pan de cristal, hasta una reinvención del gazpacho andaluz con melón o un pulpo asado con patatas. Estos son solo unos ejemplos, porque la carta cambia en cada visita y nunca pruebas lo mismo. Lo único que te garantizo es que siempre sales satisfecho porque logra extraer sabores exquisitos y matices hasta de los productos y las cocciones más sencillas. Lograr esto es un arte, y por eso acudir a este restaurante, que se autodenomina el primero de Valencia libre de contaminación acústica, constituye una experiencia única.