Hace pocos días me encontraba en Madrid y recibí una llamada invitándome a un evento de Alhambra que sonaba seductor… Mi yo lógico me decía que saltar prácticamente del AVE para irme a esta fiesta iba a resultar agotador, pero como quien estaba al otro lado del teléfono me conoce, siguió tentándome y finalmente logró una respuesta afirmativa por mi parte.
La cita era en un local de Ruzafa, una antigua tintorería reconvertida en sala de arte, llamada Estudio Loft Social, sobre la que esa noche Cervezas Alhambra había tejido un manto de magia y la había sumido en una luz tenue de todos rojizos y morados, rotos tan solo por el leve temblor de la pequeñas velas que permanecían disemindas por toda la estancia.
Mientras los invitados, procedentes de numerosos ámbitos de la sociedad valenciana iban llegando y comenzaba el intercambio de saludos que indica el protocolo, comenzó a sonar música en directo.
Y así botella en mano, eso sí una Alhambra especial, comenzó el ágape con una serie de entrantes diseñados por los chefs José Vicente Expósito y Nacho Yuste del “Restaurante Mar de Avellanas” y que pretendía, al igual que con el resto de la cena, permitir a los comensales un viaje de sensaciones a través del maridaje perfecto entre la propuesta gastronómica de los dos cocineros valencianos y esta cerveza centenaria.
Los aperitivos consistieron en un polvorón de foie con quicos, niguiri de anguila ahumada y suquet de all i pebre, y Airbag de royal de erizo.
Una vez en la mesa y tras escuchar la experta locución del representante de Alhambra, el beer sommelier Julio Cerezo, que puso en valor una marca cervecera que se ha ganado un lugar de excelencia por derecho propio, comenzó una pausada mesa maridada donde se intercambiaron anécdotas y risas, y sí también información sobre gastronomía y cerveza, pero donde lo más importante era disfrutar de una noche donde todos los sentidos se agudizaban gracias a un clima perfecto, unos productos inigualables y la buena compañía.
En el menú diseñado especialmente para esa “Noche Cervezas Alhambra”, los chef reinterpretaron la cocina mediterránea más clásica para elaborar un exclusivo menú de alta cocina, que rindió homenaje a la región valenciana a través de los grandes sabores de su tierra. Así, durante la cena, entró en juego la gama Reserva de Cervezas Alhambra, encargada de maridar con los platos principales y acompañar a los invitados a lo largo de la experiencia gastronómica, que constó de tres platos más: “Red velvet de remolacha, ricotta, trufa y frutos secos”, “Canelón de patata y rabo de toro con su jugo” y “Gamba roja con bloody mary de tomate verde”, aderezados con la emblemática Alhambra Reserva 1925.
Por otro lado, los platos “Carré de conejo a baja temperatura con rostit de pollo y caracoles” junto a un postre de “Mousse de yogourt griego con frutas en textura” fueron las propuestas especialmente diseñadas para poner el broche de oro y potenciar el sabor de la nueva referencia de la gama, Alhambra Reserva Roja.
En definitiva, un menú que permitió a los asistentes sentir cómo el tiempo se detiene y los sentidos se multiplican a través de numerosos aromas, texturas y matices llenos de la filosofía de los chefs: cuidar los pequeños detalles para conseguir grandes platos.
“Noches Cervezas Alhambra” son una serie de encuentros gastronómicos que la marca de cervezas granadina celebra a lo largo del año por toda la geografía española para transmitir su filosofía de vida, convirtiéndose en una cita obligada para los amantes de la artesanía contemporánea y la cerveza de calidad.
Las experiencias que se viven en cada una de las ciudades son únicas e irrepetibles, pero todas ellas comparten un mismo vínculo: el descubrimiento de la excelencia y el espíritu artesanal de Cervezas Alhambra, a través de un maridaje con sus principales referencias – Alhambra Especial, Alhambra Reserva 1925 y Alhambra Reserva Roja- en lugares inéditos y exclusivos para sus invitados.
Las Noches Cervezas Alhambra son, en definitiva, una invitación a la pausa, a tomarse el tiempo necesario para apreciar las cosas y, en concreto, la gastronomía. Una forma de trasladar a los comensales hasta la ciudad que ha visto nacer y crecer a la marca: Granada. Porque no hay mejor manera de descubrir el nivel de excelencia que puede alcanzar con una base de dedicación y tiempo.