«Si alguna vez la vida te maltrata,
acuérdate de mí,
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte».
Luis García Montero
La vida es caprichosa, nosotros intentamos constantemente redirigirla y luego viene ella y hace lo que quiere con nuestros sueños y nuestros deseos. Por eso es tan importante ser conscientes de la importancia del hoy, aunque no dejemos de mirar de reojo el mañana.
Los versos de Luis Garcia Montero los descubrí de casualidad viendo una película en la Mostra de Valencia, cuando apenas empezaba en esto del periodismo y creía que algún dia podria ser Ana García Siñeriz y retransmitir la ceremonia de los Oscar para España, ya ves… Ni tan lejos.
La película, se llama «Aunque tú no lo sepas» y es una pequeña joya a descubrir con unos consolidadas Silvia Munt y Gary Piquer, y unos jovencisimos Cristina Brondo y Andrés Gertrudix (otro maravilloso actor desperdiciado).
En fin que me desvío… Los versos van dirigidos a la persona amada, esa que muchas veces te sufre en silencio, que te apoya, pero que siempre está ahí. Y con esto no quiero trasladar una imagen onírica del amor, porque el amor se enfada, discute, protesta y se enfurruña, pero también consuela, comprende, y tiende un abrazo cálido cuando es necesario.
El amor no es el apasionamiento frágil, febril y emocionante de los primeros años, de cuando apenas has vivido unas décadas y te bebes la vida y te comes el mundo. Es aquel que da sin preguntar y que siempre está, aquel que sigue ahí aunque tú no lo sepas.
Y es así, con altibajos con momentos mejores y momentos peores, pero en cualquier caso, el amor no duele. No duele ni en el cuerpo ni en la mente, el amor no deja heridas en el alma ni marcas en la piel. Y si las deja, eso no es amor, es sometimiento, es violencia, es subyugación, es cosificación.
Es importante decirlo una y mil veces, porque parece que aunque pasen generaciones el mensaje no cala y cada año seguimos viendo como la cifras de mujeres y niños asesinados crece (sí mujeres porque aunque algún caso de hombres hay, no es la cifra mayoritaria). No hay mayor acto de cobardía.
De hecho, tengo la sensación que aún estamos en peor situación que en mi generación, como si se hubiera dado un salto desde la época de mis padres, machista por costumbre anclada socialmente, a la actual. A mi alrededor escucho conversaciones de jóvenes que me preocupan, que me hielan la sangre. Conversaciones oídas en la calle, en el metro, cazadas al vuelo y me preocupa. Sí se que lo he dicho, pero es que necesitamos repetirlo muchas veces.
Yo tengo dos hijos un chico y una chica, y les educo en la tolerancia y el respeto, y me consta que el colegio también lo hacen, y se nutren de la observancia de modelos de conductas que lo avalan, pero no todos los niños son educados en el respeto, y no, no penséis ni por un segundo en clases desfavorecidas porque esto afecta hasta a las familias más pudientes.
El maltrato es algo muy serio, no es un hecho baladí y sigue demasiado presente en nuestra sociedad. Seguro que tú lo has visto y no lo has querido reconocer.
Yo siendo niña lo vi en una amiga, no sabía lo que era pero era consciente de que eso, no era normal, porque en mis parámetros no cabía, y en mi casa no existía, pero tenía la certeza de que algo pasaba, todo eso pese a que mi amiga se cerraba en banda. En aquel momento, sólo se me ocurrió brindarle mi apoyo constante y estar presente siempre y cuando ella lo necesitara. Con el tiempo y con la edad, ella misma fue capaz de romper esos lazos y ahora es una mujer feliz.
Cada vez que se apaga una vida a manos de un familiar, se hace patente nuestro fracaso como sociedad y se evidencia que aún queda mucho por hacer.
Somos esclavos de nuestra comodidad, de la fácil actitud de mirar hacia otro lado, de eso les pasa a otros no en mi entorno… Pero no es cierto, haz el ejercicio de repasar mentalmente, estoy segura que está más presente de lo que crees y ya lo has visto con anterioridad.
Empecemos por tener una actitud crítica. Ese es el primer paso. Sigamos preocupándonos educar a nuestros hijos, ese es el segundo, y tercero, impliquémonos y apoyemos a quien lo necesita, y quizá así , paso a paso, un día logremos arrancar del calendario el 25 N como recordatorio de la lucha contra la violencia de género.
Ya lo dice Eduardo Galeano «Gente Pequeña, el lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo».
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Y os dejo un bonus track: Una de mis canciones favoritas que también da titulo a la pelicula que os contaba: «Aunque tú no lo sepas» de Enrique Urquijo.