Los valencianos tenemos la suerte de contar con un espacio que se ha convertido en un centro del saber, un lugar para hablar de arte, política y cualquier tema que se tercie en esta siempre inquieta sociedad que afortunadamente se ha despertado del aletargamiento en el que estaba sumida desde hace años.

Se trata de La Rambleta, un espacio que cual foro romano pone el acento allí donde hace falta. Así, capitaneados por Mariola Cubells y con el empuje del incombustible Vicent Molins, lanza propuestas de forma incansable.

Una de ellas, llamada #CocinerosConFuturo, que aprovechando el espacio que les brinda el restaurante Mui, pretende poner el acento sobre aquellos rostros que están mostrando que la gastronomía valenciana tiene un futuro prometedor. La primera sesión fue con Junior Franco de “Origen Clandestino”, la segunda, a la que yo asistí estuvo en manos de Mª José Martinez del “Restaurante Lienzo”.

Martínez que, aprovechó de manera acertada en reivindicar el papel de la mujer en un mundo dominado por los hombres, realizó un recorrido gustativo por todos aquellos sabores, aquellos aromas y aquellos recuerdos que configuran su cocina. Detrás de cada plato una historia, detrás de cada ingrediente una búsqueda, y detrás de cada emplatado, su afán de superación.

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Así, por la mesa fueron desfilando desde unas receta única maridada con michelada, a unos bombones de blodie mary y unas oreo de brandada de bacalao… Pero sin duda, la mesa coincidió al completo en la delicia que supone el plato que le valió el tercer puesto en el concurso de Cocinero Revelación en Madrid Fusión 2016. Un plato de berberechos, una corona de pura delicia, que era “jarreada” (y adopto este vocablo que no es mío, pero que me conquistó) por un jugo de puro mar.

El arroz de cabrito, limón negro y hierbabuena, delicioso y divertido, como la historia que relató sobre como descubrió este singular limón. Plato a plato, frase a frase: Frescura y verdad.

Pero si hubo un plato que conquistó unánimemente todos los estómagos fueron las manitas de cerdo, con falsa zanahoria y bonito. Doy fe, de que todos estábamos deseando que sacara la olla para repelarla.

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El postre siguió a la altura de una comida redonda llena de matices. Un postre de fresas y frutas silvestre en un despliegue de texturas como muestra de la versatilidad de la murciana, que además cautivada por la gastronomía valenciana ha realizado como petit four una reinterpretación del pastisset de boniato, delicioso a la vista y al paladar.

Sin duda una experiencia culinaria que fue puro placer, por la compañía, por los relatos de esta #CocineraConFuturo y por la destreza en la cocina, de una mujer que está llamada a lograr grandes cosas.


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